Bárbara Rubio, psicóloga y fundadora del Centro Ecuestre Meraki en La Trilla, una iniciativa local, que brinda un apoyo terapéutico, a través de un trabajo integrador y sistemático. Para Bárbara, la definición de mujer radica en dos palabras: Fortaleza y Resiliencia. Acá un poco más de su historia como emprendedora.
¿Qué obstáculos has enfrentado al momento de emprender y ser mujer?
Al momento de emprender, lo más difícil para mí, fueron los temas contables, ya que no los manejo dentro de mi profesión (Psicóloga), por lo que he tenido que buscar mucha asesoría para armar bien mi empresa. En otros aspectos, ha sido todo mucho más amable, estoy afortunadamente rodeada de un equipo de trabajo maravilloso, muy comprometido con nuestro centro de equinoterapia.
¿Cómo defines tu emprendimiento?
Definiría mi emprendimiento como algo mágico, increíble y maravilloso. Al tener el contacto directo con la naturaleza y los caballos, se ha vuelto en un emprendimiento muy hermoso de llevar a cabo, donde influimos de manera muy positiva en nuestro entorno y en todos los usuarios.
¿Qué mensaje les enviarías a otras mujeres que quieren emprender?
A todas las mujeres que tienen un sueño en mente, háganlo, todo es posible cuando uno coloca su corazón en lo que uno hace; eso genera una diferencia impresionante en la calidad. Pero lo más importante al momento de emprender es estar dispuesta a todo por ese sueño, porque te traerá más alegrías que otra cosa.
¿Cuál crees tú que ha sido tu aporte a las emprendedoras de Paine?
Creo que mi aporte ha sido grande a la comunidad directamente, para nosotros como centro de equinoterapia es muy importante ser un agente de cambio en cada familia que nos visita. Eso los apoderados y usuarios del centro lo han sentido. Sienten el compromiso que tenemos por nuestro trabajo.
¿Cómo ha afectado la pandemia a tu emprendimiento?
La pandemia nos obligó a cerrar las puertas por muchísimos meses, al igual que muchos emprendimientos, tuvimos muchísimos meses terribles, donde no teníamos los ingresos necesarios para mantener la alimentación de nuestros caballos de terapia. Para poder sobrevivir, porque fue resistir como emprendimiento en esta pandemia, tuvimos que acudir a conocidos, familiares, amigos y no conocidos con la campaña que creamos de «dona 1 fardo», nosotros al igual que otros centros de equinoterapia, vivimos un periodo muy negativo.